The User Maldito's Web

Después de cerciorarme de que nadie me estaba siguiendo, introduje la llave en la cerradura. Monste, sabiendo mi hora de llegada, abrió la puerta para asustarme. Aunque, sin ella saberlo, lo que estaba por pasar dentro era mi verdadero temor. - ¿Por qué tardaste tanto? ¿No sabes que es de mala educación dejar esperar a una dama? + ¿Qué dama? ¿De qué hablas? Si ya sabes que no tengo am... Me hace un gesto con la cabeza de que entre mientras, bruscamente, me empuja hacia dentro.

Soy débil. Es algo que me cuesta reconocérmelo. Quiero ser fuerte, quiero hacerme más fuerte, pero tengo miedo a ser insensible otra vez. Tampoco quiero ser pesimista, no me gusta, pero si me rodea una racha de malas pasadas, ¿en que más puedo pensar? Estoy en debate si debería enterrar la palabra "Colores".

Me pasa por tener esperanzas en que las cosas son eternas.

Otra vez. Está pasando de nuevo, aunque no es una novedad. Siento el peso de mi mente en mi cuerpo, traduciéndose en apatía, pesimismo, melancolía y vacío. Al fin pide discernir que el problema tiene en común con cualquier virus informático: acecha a su presa, accede a su memoria temporal, intenta ocultarse y expandirse acabando con el colapso del gigante metálico.

Tanto el problema como la solución son temporales, pero eso no evita mi autodestrucción, y para aplicar la solución temporal me toca divagar en la cocina en un intento barato de parar el puñetero agujero negro que siento en mi pecho.

[Día Desconocido - Hora Desconocida] Hola amigo. Veo que apenas te acuerdas de mi. Tranquilo, también me ha pasado. ¿Recuerdas cuándo fue nuestra última reunión? Yo tampoco lo recuerdo. Sé que ha pasado mucho desde la última vez pero, en mi defensa, hay una chica me tiene paranoico y no tengo ni idea qué hacer con ella. Déjame ponerte en situación:

[Viernes 10 de marzo - 9:10] Era un insípido día de marzo en clase de Informática. La clase estaba llena de frases con mucha teoría sobre unas mentes cansadas. Un ruido blanco perfecto. En mi propia distracción, observo la aleatoriedad de las palabras de la mesa que habito. "Pvto el que lo lea", "Jil-i-poyas" y demás despectivos que no diré por lo mal escrito que estaban. Entre toda esa sopa ofensiva de letras escrita por analfabetos de 14-17 años, una me llamó la atención: "Que aburrido". Sin razón alguna, me quedé pensando en aquella frase y su significado …

La profesora me pilla desprevenido y me echa una corta bronca de por qué no atendía a sus clases. Cabizbajo y empuñando un bolígrafo, automáticamente respondí a la frase con un "Un total desperdicio de tiempo".

[Martes 14 de marzo - 10:26] Pasado un tiempo (desde 1 hora a 3-4 días, ya sabes como funciona mi cerebro), en la misma clase, recordé escribir aquella frase y ya había respuesta: "La madlita profesora pareze un asperzor". Intenté, sin éxito, no darle importancia a la ortografía. Es que tenías que verlo, era horrible. Pensando en ello, se me escapó una risita y, entre el barullo habitual de clase, pasó desapercibido. "¿La de aprobar te la sabes?" le contesté con ironía y faltas de ortografía (que omitiré por decencia).

[Martes 14 de marzo - 10:45] Cuando tocó el timbre, intenté salir de la clase vivo (haz las matemáticas: 1 puerta, 28 adolescentes con demasiadas hormonas y sólo 30 minutos de descanso) y pasé por la cafetería lo antes posible para pedirme un bocadillo (de lo que sea) . Me dispuse a caminar por algún pasillo vacío y me decidí por uno aleatorio para comer sin ser molestado. Casualidades de la vida, había elegido el que estaba en frente del aula de informática. Las señoras de la limpieza estaban haciendo su trabajo limpiando sobre lo limpio. 10/10 (Una broma no hace daño a nadie).

[Martes 14 de marzo - 11:02] Lo que me llamó la atención fue la chica que entró y salió de la clase...

Sin darle mucha importancia a la situación, sigo comiendo mientras escucho música a escondidas.

[Martes 14 de marzo - 11:15] Al finalizar el recreo, veo a mis compañeros entrar en la misma clase que antes. Yo les seguí cual ganado, ya que no sabía qué asignatura me tocaba. Se me había olvidado por completo que quedaban 2 horas de informática. Lamentándome en mi sitio, descubrí un nuevo texto de color verde que decía "Te espero en la fuente a las 13:40".

+ Es una chica -musité sonriendo tóntamente sin hacer todavía la conexión-

No pude evitar pensar que, tras sólo 2 mensajes, quisiera conocerme. Cuando intenté pensar en las posibles implicaciones, una voz irritante ataca mi oído izquierdo:

- Profe, [inserte nombre] está actuando extraño. -me delata la compañera-

+ No, no. -salto rápido y algo nervioso- Estoy bien -digo mientras intento mantener la compostura-

Tras el susto inicial y la mirada de la profe clavada en mí, actué (o intenté actuar) con normalidad lo que quedaba de clase.

[Martes 14 de marzo - 13:33] Recuerdo que aquel día, por algún motivo, el timbre sonó más fuerte que de costumbre. Cuando el aula se quedó vacía, me escondí en el baño para mirarme en el espejo y confirmar que realmente había quedado con una chica. Por muchos nervios que tenía, debía relajarme. Intenté respirar profundo (difícil por el olor a mierda del baño de chicos) para reunir algo de valentía. Tras unos segundos, concluí, con el estómago jugándome una mala pasada, que no tenía más opción que salir. Ya sabes mi dificultad de entablar amistad y esas cosas, pero esto se veía distinto.

[Martes 14 de marzo - 13:36] Pasados 3-4 minutos (bajo aquel agobiante astro que nos obligaban a llamar "Sol"), divisé a una chica bajita y rubia. Se sentó al lado de la fuente, a pocos centímetros de mi que se sentían kilómetros. Parecía que había venido de correr: sudando y con el corazón a mil.

La miro, trago saliva y le toco el hombro...