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Diario



María y Adrián

María es una chica que conocí en un rastro desconocido. Acompañado con un chico (llamado Adrián) estaban buscando lo mismo que yo: una cámara de foto digital antigua. Rápidamente compartimos metas, palabras, tiempo y nuestros contactos. Haciéndonos las típicas preguntas (que hacíamos en aquel lugar, donde vivíamos, de donde somos, ...) descubrí que también querían comprarse bolas de billar.

- ¿Bolas de billar? ¿Por qué? -pregunté extrañado-

- Esta es la idea. -dijo María con cara soñadora- Cuando [...] Si quieres te puedes unir.

Ahí -señaló Adrián detrás mía-, en ese puesto, acabamos de comprar las nuestras.

Me convenció tanto la idea de que acabé comprando la nº 12. 5 minutos después, encontré la colección entera por 15€.

Entretanto, encontré 2 cámaras digitales y las compré por 8€. Mucho más tarde, decidieron descansar un rato en el bar que se ubicaba en el centro del mercadillo. Yo les acompañe cuál NPC. Mientras ellos decidían que hacer ahora yo recordé el set de bolas de billar.

- ¡Cierto -exclamé abriendo mi mochila- se me olvidó daros esto!

Sus caras curiosas resolvieron en una sonrisa cuando les conté que lo había comprado para el grupo entero.

- Pero... ¿por qué lo hiciste loco? -gritó sorprendida María-

- ¿Al final lo compraste? !¿Por qué!? -añadío Adrián-

Con una cara tranquila y evitando sonreír (para ser tomado más en serio) les conté:

- Lo compré para todos. Supuse que era más fácil para todos ustedes. Ahora si, me pido la bola 8 porque es negro, como yo. Jeje -añadí en un tono burlón-

- ...

- ...

Por unos instantes se quedaron sin habla, y yo lo comprendía: una persona aleatoria se acerca, dais una vuelta y, de la nada, te regala lo que estabas buscando. Sus rostros volvieron a sonreír con gratitud y me dieron las gracias. Cuando se nos acabó el tiempo, nos despedimos y me dejaron una invitación a una acampada (creo, en verdad no recuerdo esa parte).

Fue divertido el tiempo que estuvimos juntos. No esperábamos que (Instagram revelara que) tuviéramos tantos conocidos en común. PD: las cámaras que compré no funcionan :C se me olvidó la regla del mercadiilo: "No compres ninguna tecnología en los puestos de ropa. No saben nada y es muy probable que ni funcionen. De seguro lo habrán metido en la lavadora o algo." (me la inventé hace tiempo)


Manuel y Camila

Todo empezó con una pregunta tan simple como complicada:

- ¿Cuál es tu pelicula favorita?

Intentando no ponerme nervioso, respondí sin mirar a cámara:

- El club de los poetas muertos y El club de la lucha.

Sorprendido, el chico me respondé algo como "Vale, vale, este chico sabe. ¿Alguna más?".

Ya con un poco más de confianza, agarro levemente el micro y le susurro:

Tesis es mi película favorita antigua. Recuerdo verlo en el VHS de mis abuelos junto a Carrie y Loca Academia de Policia.

- Me gusta tu estilo, chaval. -me reconoció aquel extraño detrás de la cámara- ¿Te apetece venir con nosotros y entrevistar a la gente?

- Venga, va.

Tras horas de vueltas y preguntas más extrañas, salimos del recinto para comer en algún lugar. Tras aterrizar en un Burguer King, nos conocimos mejor tras hacernos las preguntas para conocernos mejor y descubrimos que ibamos al mismo instituto.

- No jodas, yo voy de mañana y nunca te he visto.

- Normal, nosotros estudiamos de tarde. -me resondió Camila- Audiovisual está disponible solo de tarde, mientras que lo tuyo (Desarrollo Web) es de mañana.

Tras más intercambio de información, volvimos al evento a por más material audiovisual. Al cerrarse el ciclo del día, todo el grupo nos despedimos excepto ellos 2 y yo. Me invitaron a pasar la noche en su casa y accedí. Aquella noche se resume en: partida al poker, dormir, levantarse, desayunar y seguir hablando.

Seguimos en contacto hasta el siguiente verano, donde me pidieron que participara en una especie de corto/documental (no sabría como calificarlo a decir verdad) la misma semana que la convención (TLP) estaba. Acepté sin pensarlo 2 veces. Me dijeron el vestuario, día y hora.

Tras quedar con ellos, más personas trajeadas y un par de fotos, hicimos un par de tomas en la entrada de dicha convención. Muchas risas y horas después me invitaron a su casa una vez más. Para mi sorpresa, esa noche iba a ser distinta. Me dijeron que si quería beber (alcohol) a lo que respondí:

- Justo hace unas pocas semanas estaba pensando en ver mi límite en el alcohol.

- Perfecto, pues esta noche se bebe en casa.

Recuerdo haber tomado entre 3 y 5 Ron-Cola y 2-4 Mojitos mientras enviaba vídeos de como iba según bebía con una (recién) amiga virtual gallega.


Samantha

Es poco probable que lo lea, así que hablaré de ella:

Éste es el nombre de una antigua compañera de clase que me dejó un ligero mal sabor de boca debido a que:

  1. Era nueva, pero nunca me acerqué a conocerla (a pesar de considerarme introvertido, me gusta hablar con gente recién llegada de otra parte).
  2. Recuerdo tener amigos que se burlaban de ella (y no hacía nada, cosa que me apena 100%).
  3. La veo tan lista, guapa y perfecta que me hace preguntar "¿Por qué no soy como ella?", desencadenando en un intento de ser un flawless boy.

Ignorando el pasado, fue, una vez más, una compañera. Una compañera de trabajo. A pesar de ser, según ella, antipática, una cualidad que me gusta mucho de ella es que es muy directa. Sin miramientos ni sentiminetos. Si es cruel, lo será. Si es buena, lo será. Y pensaba que le caía mal al principio hasta que, en una conversación trivial, dijo que no me dejaría hacer X cosa (intentar ligar con una chica) para "defender mis estándares". Me causó gracia dicha reacción. El diálogo era algo tipo:

- Es que, tía, fíjate. Se nota que queire algo conmigo, joder.

+ ¿Y? No voy a dejar que pase nada entre ustedes, no, no, no. Pero, mírala -la señala discretamente-, ¿en serio Aday?

Procedemos a mirarla en un eterno silencio que duró unos pocos segundos.

- Si, tienes razón. Tal vez he estado soltero demasiado tiempo -dije entre risas-.

- Para ser alguien que no te importa mucho, te preocupas de mi -pensé a mis adentros- .

Aparte de aquella situación, intercambiamos experiencias pasadas y nos actualizamos a lo largo de varias semanas.

Y de todas ellas, me gusta quedarme con la última que tuvimos donde, entre muchas preguntas y afirmaciones, brilló una que me interesó bastante:

- Ya sabes que admiro esa parte tuya de ser directa con la gente, así que te haré una pregunta y me gustaría que fueras honesta, as always. ¿Cómo me definirías?

Tras un silencio contempaltivo, me miró con una sonrisa ligeramente incomoda y me respondió:

+ Eres buena persona pero muy despistado. Te cuesta admitir errores, también concentrarte y comunicarte correctamente.

- Tienes toda la razón -le respondí-, me suele costar admitir mis errores e intento decir que son factores exteriores en vez de reconocer mi culpa. He visto que suele ser una cualidad de las personas con TDAH, no el admitir errores, sino las demás cosas.

+ Si, en verdad, todos en el trabajo piensan que tienes TDAH.

- Gracias -dije aliviado- , es una cosa que suelo decir. Por eso quiero ir al psicólogo, para obtener el reconocimiento/certificado/lo que sea.

Me encantó poder compartir tiempo con ella, conocerla mejor y escuchar sus historias (de cómo echaba de menos estar en su tierra natal, Venezuela). También me encantaría que fuese mi amiga, ya que con sus comentarios podría tener valiosa información que, muchas veces, me es incompleta. Aunque soy conciente que debería cambiar a medida que me dice mis defectos, de lo contrario, se acabaría rápido dicha relación.


Camila, Salomé y Kookie

Hará 6-7 años (cuando tenía 16-17 años), en un grupo de Whatsapp aleatorio, conocí a un grupo de chicas. Éstas eran de Colombia y se conocían entre sí.

Conecté tanto con ellas (en especial con Camila), que me sentía sus padres (ellas eran 2 años menores que yo). No sé si tenía hambre de socializar, pero llegaron a ser mis mejores amigas.

Hablar con ellas siempre me ayudaba de alguna u otra forma. Entre mi primer beso (no relacionado) y ellas, se me ocurrió "formar" mis Notas Muertas. Entre dichas Notas Muertas, intentaba darle una forma lógica con nombres, situaciones y sentimientos pero nunca me llegó a convencer. Uno de esos nombres que le di a Camila fue "Ladrona de los Colores".

¿De qué estaba hablando...? Se me olvidó.